miércoles, 17 de junio de 2009

RESTAURACIÓN PINTURAS DEL ALTAR MAYOR (PARA AQUELLOS QUE NO VAMOS A LA INGLESIA)

El esplendor pictórico de San Juan

La restauración ha sido sufragada por la Consejería de Cultura, Obispado de Huelva y Ayuntamiento · Una obra de José Corbalán realizada en el siglo XVIII y que ha recuperado Jesús Mendoza

Coincidiendo con la decena de San Juan Bautista se puede ver con todo su esplendor la restauración de las pinturas murales de la capilla mayor de su parroquia de San Juan del Puerto. Se recupera así unas pinturas de José Corbalán de 1781, en una iniciativa en la que han participado la Consejería de Cultura, el Obispado de Huelva y el Ayuntamiento de San Juan del Puerto .


Se tratan de las pinturas realizadas en 1781 por José Corbalán, un artista que había sido requerido en la localidad de San Juan del Puerto para el dorado del retablo mayor que había realizado José Zande en 1765. En este tiempo que está para dorar el retablo se le encarga la decoración de la capilla mayor con pinturas de temas eucarísticos y sanjuanistas. En la actualidad sólo se conservan las pinturas, que han necesitado de la restauración que ahora concluye, ya que el retablo fue destruido durante la Guerra Civil. Unos trabajos que ha realizado el restaurados Jesús Mendoza desde el mes de mayo del pasado año.

Las pinturas son de gran riqueza artística y con profundidad en las alegorías utilizadas, así como en los personajes, todo buscando el centro que es el altar, ya que están dedicadas a Cristo Eucaristía. De esta forma hay una serie de emblemas o leyendas en los que se explica. Así aparece un pan que es la Eucaristía, un ave fénix quemándose en sus propias cenizas, el cirio que se consume como la lámpara que ardía y brillaba, refiriéndose a San Juan Bautista como testigo de la luz que es Cristo que llega. Aparece, igualmente, un león dormido, Cristo desciende al altar pero queda vigilante ante la vida futura. Aparece, también en esta serie de leyendas un incensario que se refiere al sacrificio, así como aves ibis que recuerdan a las enviadas por Moisés al desierto para acabar con las serpientes, que alude a la llamada Biblia de irás a preparar el camino del Señor. En las columnas aparecen las leyendas Accipite et manducate (Tomad y comer), con elementos de espigas y trigo que aluden a la Eucaristía. Otra de las leyendas es Accipite et bibite (tomar y comer), junto a un racimo de uvas, que refiere a la sangre de Cristo. En las dos grandes fachadas laterales de la capilla del altar mayor aparecen sobre arquitectura idealizadas escenas del Génesis, como la lucha de Jacob con el ángel, que es alusión al poder de la oración en la Iglesia que es la misa; la prefiguración del pueblo de Dios que es la Iglesia. En el otro paño aparece el sacrificio de Isaac, que es una prefiguración del sacrificio de Cristo.

Alrededor de esas dos escenas, a un lado y otro, aparecen los cuatro evangelistas, así se alude al antiguo y nuevo testamento, el evangelio da plenitud al testimonio en Cristo; entre un testamento y otro está san Juan Bautista y aparece Cristo, que no se representa.

En este gran discurso de la Iglesia que explican perfectamente las pinturas, refieren también que el antiguo y el nuevo testamento tienen toda su explicación con la predicación de la Iglesia y así figuran san Agustín, san Gregorio Magno, san Ambrosio y san Jerónimo que aparecen en el arco de acceso de la capilla.

Hay que destacar también que junto a esta restauración de las pinturas se ha realizado la del retablo mayor, que es de los años cincuenta del pasado siglo, de José Geronés de los talleres salesianos de Sevilla. Al mismo se han restaurado sus imágenes. Hay que señalar que en la aportación del Obispado se incluye la parte destinada por la propia parroquia de San Juan del Puerto, que ha afrontado la misma a través de donaciones de sus feligreses y hermandades como la Sacramental de San Juan Bautista y la del Gran Poder que ha restaurado la imagen de Santa Rita.

Este conjunto de pinturas con toda su leyenda y simbolismo tienen como punto central en la bóveda unos ángeles que sostienen una cruz con banderolas y la leyenda Ecce agnus dei (Este es el cordero de Dios), señalando al altar donde se consagra la Eucaristía, centro de toda esta recreación artística en su honor.



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